El Viejo Chacon




El señor Chacón es lo que se conoce normalmente por estos pagos como: 

“Un Viejo Hijo de puta”. Si, de esos malos con ganas. No hace falta ser muy avispado, para ver que detrás de esos ridículos trajes a cuadros coloridos que usa, se esconden todos los complejos que guarda un miserable para su intimidad y convierte en maltratos arrogantes a la orden del que se le cruce según la ocasión.

Por qué este sí que no discrimina a la hora de ser una basura. No, no. Niños, pares de su edad, extraños, trabajadores casuales o sus preferidos, sus propios empleados. Ahhh...estos últimos son los que más placer le causan sin duda.

Dueño de un comercio en el finísimo barrio de La Recoleta porteña, se siente cual Faraón egipcio castigando a sus esclavos bajo el rajante sol. Con su rostro de can Bulldog pasea por las instalaciones y dedica largos ratos a la observación. Un Voyeur sin culpa ni pudor. Otro de sus pasatiempos más queridos es contar su preciado dinero. Puede pasar horas encerrado en su oficina de cristal contemplando billetes. De todos los colores, nacionales o extranjeros. Adoración única le tiene a esos papeles. Puede dejar absolutamente todo lo que está haciendo cuando escucha:

.-“Señor entro un pago, habría que contarlo”.

Porque si, esto lo hacia el mismo, no sea cosa que nadie se le quedara con algo que no le corresponda.

Por eso un día mando a  instalar un complejo sistema de cámaras de vigilancia por todas áreas del local. Horas y horas mirando las múltiples pantallas, inspeccionando detalladamente que hacen o dejan de hacer sus empleados, buscando una nueva víctima para sus reprimendas. Como por ejemplo el caso de Celita, la encargada de maestranza, que felizmente arranco su día contándole a sus compañeros que iba a ser madre por primera vez. Qué alegría más profunda , las felicitaciones y abrazos no faltaron, pero desde un rincón oscuro se mascaba la tragedia. Ay pobre de ella cuando puso un pie en la oficina del señor Chacón. La sonrisa que vestía cayo rápidamente al suelo dando paso a este dialogo:

. - Permiso Sr... (Dice tímidamente) 

. - Que pasa chiquita? (Pregunta el hasta ahora pasivo chacal)

. - Le quería dar la noticia señor (le cuesta contener su alegría), estoy embarazada.

Ahora imaginemos como si el Gong más grande del mundo fuese golpeado en ese preciso instante y retumbara por esas cuatro paredes. Descolocado, tratando de entender la situación vuelve a la realidad para esbozar al principio algo tibio:

. - Pe.…Pero Como? -

Ella sin entender mucho no solo la pregunta sino la reacción intento seguir:

.- Si señor como le dije voy a tener familia.

Esa fue la estocada fatal o por lo menos así lo sintió nuestro querido señor C. Que vil y cruenta jugada del destino. A él que no era más que pura consideración hacia sus empleados, A él que les daba todas las comodidades, que los tenía mejor que a esos otros de los locales aledaños. ¿Por qué? Se preguntaba, que hizo él para merecer esto...

.- No...No...Vos no me podes hacer esto – (dijo el hijo de puta afligido.)

.- Como señor? - (Pregunto desconcertada la futura madre.)

.- No...No te podes embarazar, no me podes hacer esto- (repetía consternado)

Las lágrimas se hicieron presentes en el rostro de la inocente Celita mezcla de rabia, impotencia y por sobre todo confusión. Hasta ese momento no había “conocido” realmente a este señor. Si bien notaba sus actitudes nunca había sido víctima de sus métodos.

Qué ironía cuando ella lo llamaba inocente “El Abuelito” mientras sus pares solo decían: “Ya lo vas a conocer al Abuelito”. Y así fue.

Pero volviendo a aquella oficina lo último que se escucho fue:

.- Bueno andáte, seguí haciendo tus cosas como debe ser, que tengo que ver esta situación...anda...anda nena...

Corriendo y ahora llorando a mares la muchacha abandono esta escena.

¿Qué manera tan particular de felicitar a alguien no?.

O como aquella vez en la cocina con el empleado Marcos. Para el viejo gastar lo menos indispensable era un lema de vida, algo a seguir a raja tabla. Su menú preferido: las sobras del día anterior. Lo que muchos tirarían a la basura porque “son migajas” de lo que fue un plato para este señor constituía en un almuerzo completo que llamaba a viva a voz “De Reyes”. Entonces algo extra era algo anormal en su dieta. Ese día Celita había traído unas figazas de la panadería de la vuelta como para acompañar el plato del patrón. Este, no sin antes preguntar cuánto había gastado procedió a comer solo una de las cuatro piezas de pan y así como vinieron las guardo celosamente en una bolsa transparente.

Que mala jugada del destino para Marcos que ese día había llevado de su propia casa dos figazas en un envase igual al nombrado hace unas líneas. Y así fue como se abrió la puerta de un tirón (el viejo previamente había visto como entraba a la cocina para tomarse su descanso correspondiente) sobresaltando al pobre comensal.

El horror se hizo presente en la cara de Chacón nomas de ver que este individuo estaba degustando el pan que SU bolsillo había sido pagado. No hubo palabras. El viejo se acercó por detrás paso su brazo por el hombro del muchacho y revolvió el contenido de la bolsa. Como un animal salvaje marcando el territorio ante una presa.

El Pobre Marcos atónito ante la situación solo llego a decir:

- ¿Quiere un pan, jefe?.

Ahí el viejo se dio cuenta de algo clave, esa no era su bolsa. La suya  lo observaba desde un anaquel por encima de la mesa. Pero claro no iba a dar paso atrás y solo soltó un: 

-Noo pibe yo ya comí. Saliendo así victorioso de esta curiosa situación.

Una mañana fría de junio todo estaba tranquilo por demás. Así que el viejo celoso de sus pertenecías arranco la matutina pericia. Llego hasta el depósito en el sótano ubicado al fondo del local donde se guardaban los productos de “alta gama” para la venta. Como no pudo aguantar su vicio fue a ver si todo estaba en orden. El camino hacia su tesoro estaba bajando unas largas escaleras empinadas. Que ya no eran algo para su edad, aunque su obstinada “testa” le dijera lo contrario. Asomo el cuello y encendió la luz. Los primeros escalones no le fueron problema alguno, pero a la mitad del recorrido algo lo paralizo. De golpe un frio sudor le cayó desde la calva seguido como el impacto de un trueno en el pecho.

Si, era lo que mortalmente se conoce como “Infarto”, pero este no lo fulmino al instante.

Trastabillo los pasos que le quedaban hasta completar el recorrido y cayo contra unas cajas llenas de polvo. La desesperación empezó a ganar y gimoteando se escuchó: .-”A..ayuda....ayúdenme por favor...”. Entrecerró los ojos y pudo ver a alguien que le extendía una mano. Me salve.- pensó y dijo: .-Apurate dale...inútil! ¡Que me muero!.

Cuando enfoco bien una mano larga de hueso blanco marfil atrás de una manga larga negra le extendió una carpeta con un birome Bic y dijo:

.-Bueno fírmame acá que en un rato tengo ensayo con mi banda y no tengo todo día para vos, hace 500 años que no tocamos en vivo y no quiero pasar papelones en el escenario.

 Chacón aturdido por la situación y al saberse ya finado firmo. Luego pregunto: Y...Que va a pasar con mis cosas...mi plata...no se la irán a quedar estos desgraciados....

La parca hecho una carcajada fuertísima:

.-Ni de muerto dejas de ser un hijo de puta vos eh!

Mientras tanto la calma reinaba en el frente del local, los empleados entre risas dijeron:

.- Che que tranquilo todo, porque no aprovechamos y tomamos unos mates con facturas.

Celita dijo: Bueno voy a la panadería. Vos Marcos apurate y  pone el agua porque si nos ve el viejo seguro se nos muere acá nomas.   

  

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